La
alcaldesa Solanas decidió prohibir la grabación del pleno ordinario
del pasado 21 de marzo.
Según
sus palabras, tal prohibición pretendía prevenir que se hiciese
mofa de lo dicho en la sesión plenaria; argumento éste que no
convenció a nadie.
En
mi opinión, el tratar de evitar que alguien grabase el pleno obedece
a otro interés.
Durante
estos días se han publicado algunas informaciones que ponen
nuevamente en tela de juicio la transparencia de la gestión de la
alcaldesa Solanas, esta vez como presidenta de la Fundación San
Mateo, tales como adjudicaciones directas de contratos a presupuestos
más caros y sin conocimiento previo de los miembros del patronato de
la fundación, o la sospecha de una supuesta relación laboral entre
Solanas y la empresa que sirve el catering a las distintas
dependencias de la fundación (residencias y centro de día)
La
respuesta de Solanas en la prensa, concretamente en El Periódico de
Aragón, no fue convincente en absoluto. No negó que existiese algún
tipo de relación entre ella y la empresa de catering. Antes al
contrario, afirmó que lo que pudiera haber pertenecía a su ámbito
privado, y aprovechó para recordar que la anterior presidenta de la
fundación cobraba un sueldo por desempeñar sus funciones.
¿Esperaba
la alcaldesa Solanas que el grupo socialista preguntase al respecto
de todo lo anterior en el turno de ruegos y preguntas de esta pasada
sesión plenaria? ¿Prohibiendo el pleno, quiso evitar que cualquier
comentario comprometedor quedase grabado? ¿Hubo pacto de silencio
para no abordar este asunto públicamente? ¿Se discutirá el asunto
a puerta cerrada para llegar a algún acuerdo que acabe por
“enterrar” el problema?
Personalmente,
sigo creyendo que en la inmensa mayoría de los casos, el tiempo
termina por poner las cosas en su sitio de un modo u otro. Recuerdo
las críticas de uno y otro lado cuando los concejales Populares
decidieron abandonar sus puestos en el patronato de la Fundación San
Mateo, no solamente por las sospechas de posibles irregularidades que
venían cometiéndose desde hacía tiempo; también porque, como en
otros muchos asuntos, el cambio de actitud de Teresa Solanas
resultaba, cuando menos, sospechoso, por pasar de la crítica de
ciertas prácticas mientras ella fue oposición, al secretismo y el
empeño con el que protegía esas mismas prácticas desde el momento
en el que fue nombrada presidenta. En realidad, Solanas aseguró la
continuidad de esas supuestas irregularidades. ¿A cambio de qué?
Si
las acusaciones del grupo socialista fueran ciertas, entonces
hallaríamos la explicación del cambio de Solanas y del empeño,
rayando en la histeria, de su siervo en Foro-Ciudad no solo por
defender lo indefendible dentro de la Fundación; también en hacer
aparecer a ambos concejales populares como quienes pretendían hacer
“cosas ilegales”, tal y como llegó a rebuznar literalmente en
alguno de sus escritos.
Tiempo
al tiempo.
En
cuanto a la prohibición a grabar un pleno público, existe en
internet abundante jurisprudencia que da la razón a los ciudadanos
si estos pretenden grabar en audio o en vídeo las sesiones
plenarias. Solamente esto puede ser prohibido en escasas y especiales
circunstancias.
Adjunto
algunos ejemplos a continuación.
Creo
que la razón asiste a los los vecinos de San Mateo. Los plenos son
públicos y todos tenemos derecho a saber qué sucede en cada sesión.
El hecho de que Solanas esté sola en las labores de gobierno no es
excusa para que pisotee los derechos de los ciudadanos. Su situación
actual es culpa exclusivamente de ella. Si malo es ignorar a los
vecinos, como suele hacer a menudo, pero peor aún es privarles de
derechos que son irrenunciables.
Este
es el audio del pleno ordinario del 21 de marzo de 2013.
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